En el transcurso de los meses de mayo y junio, alrededor de cuarenta hermanas y laicas de las distintas Provincias, reflexionamos sobre la espiritualidad y despliegue de la nueva conciencia comunitaria, en el marco del XVIII Capítulo General de la Compañía. Nos encontramos de manera virtual, en dos ocasiones, el 15 de mayo y el 5 de junio, con el propósito de compartir la escucha de las distintas realidades y contextos, hacer un diagnóstico de lo que vivimos con relación a este tema y poder descubrir nuevas llamadas, teniendo de fondo las siguientes interrogantes: ¿qué requiere vivir una conversión hacia la nueva conciencia comunitaria?, ¿qué puntos de apoyo nos ofrecen nuestras fuentes carismáticas?, ¿qué novedad descubrimos para nosotras hoy?. Para generar y garantizar el proceso reflexivo en dichos encuentros, nos inspiramos en el dinamismo de la Teoría U, que consiste en escuchar lo que la vida nos trae, observar con mente, corazón y voluntad abierta; conectarnos con nuestra Fuente de Vida-Carisma, y dejar venir o escuchar lo nuevo que emerge.
El día 15 de mayo, durante un tiempo de dos horas, trabajamos en pequeños grupos que llamamos círculos de escucha y, desde la práctica de conversaciones, expresamos los ecos que nos dejó la observación previa de nuestros contextos, orientadas por la pregunta guía ¿cómo vivimos los vínculos con Dios, con las personas, la creación y nosotras mismas? En un clima de diálogo y escucha profunda, se identificaron convergencias, divergencias, inquietudes y, sobre todo, desafíos que nos movilizan a desplegar con más fuerza una espiritualidad enraizada en nuestra identidad comunitaria. Posteriormente, cada grupo presentó a la asamblea general los retos descubiertos, sin abrir diálogo sobre los mismos, dado que serían retomados en la próxima convocatoria. Para finalizar, el equipo organizador procedió a compartir las pautas de discernimiento personal como preparación para el segundo encuentro.
La última etapa de este encuentro internacional la vivimos con el mismo entusiasmo, compromiso y profundidad. Iniciamos compartiendo un momento de silencio para percibir y conectar con la Presencia que nos habita, agradecer su compañía y pedir su sabiduría para escucharnos y dialogar. Luego, continuamos con la dinámica de los círculos de escucha, esta vez, las conversaciones giraron en torno a la pregunta orientadora ¿Qué aportación queremos ofrecer a la Compañía para generar y vivir desde una nueva conciencia comunitaria? a nivel personal, desde este ámbito y como Compañía. Cada grupo identificó la novedad que emerge, expresada en puntos de conversión, claves esenciales del carisma y lo que se necesita impulsar en el ámbito de espiritualidad. Seguidamente, se realizó una breve puesta en común, donde todas las participantes escucharon y ofrecieron sus resonancias sobre las aportaciones de cada grupo. Concluimos este encuentro en un ambiente de gratitud, alegría y comunión, reconociendo lo que ha sido más valioso en estas conversaciones profundas y los frutos que nos deja la experiencia vivida. Algunos de los ecos de las participantes recogen bien este sentir: