¿CONSTRUYENDO JUNTOS? UNA POLÍTICA AL SERVICIO DEL VERDADERO BIEN COMÚN
Aunque el 24 de mayo fue la fecha acordada para nuestro encuentro, realmente comenzamos la relación mucho antes, a través del chat de wasap creado para la ocasión. Allí, de una forma natural y espontánea, foto a foto nos fuimos presentando. Un primer detalle de cercanía y familiaridad que fue evidenciando el afecto y la relación entre muchas y el gusto por el encuentro entre todas. Europa, América y África empezaban una nueva experiencia juntas, conectadas en lo virtual, pero también y sobre todo en lo cordial. En total, entre laicos y hermanas, estábamos inscritas 74 personas de los tres continentes, comprometidas en la acción en proyectos socioeducativos en contextos vulnerables, mujeres y salud; con experiencia significativa de varios años y que expresan lo vivido y reflexionado gracias a que han aprendido de la realidad, de los sujetos en situación vulnerable, y a que han formado parte de equipos y colectivos propios, interinstitucionales y extra institucionales, más allá del propio mensaje y carisma.
El encuentro se desarrolló siguiendo el esquema Ver, Juzgar, Actuar y se propuso una fase previa preparatoria que consistió en enviar a todas las personas inscritas un guión de reflexión sobre 4 experiencias significativas de diferentes continentes (Hospital Nuestra Señora de la Paz (Cubal, Angola), Mujer, cuenta conmigo, Marabá (Pará) Brasil, Llar Enric D’Ossó, Barcelona, España y la experiencia de Fabisol, Uruguay), y una selección de textos del papa Francisco (Evangelii Gaudium, Laudato Si, Fratelli Tutti), que iluminaran esa reflexión.
A partir de las experiencias que se adjuntaron, se proponía resaltar una estrategia relacionada con la transformación social y /o la incidencia política para el bien común y en el mismo sentido, un desafío que se considerara prioritario abordar. Al mismo tiempo, se invitó a la reflexión desde el propio contexto, en el desarrollo de la misión de cada cual: ¿qué actuaciones identificas que están al servicio del bien común y posibilitan transformación social?. Pretendíamos abrir nuestra mirada no sólo a la realidad personal, sino ampliarla y extenderla más allá de lo local y de nuestros contextos personales, reconociendo e identificando lo que nos une en la misión.
Reflexionamos también sobre qué tipo de relaciones nos exige una política al servicio del bien común con impacto de transformación social, que ofrece sus propuestas desde colectivos vulnerados, qué tipos de comunidades y proyectos nos reclama (“comunidad” en sentido más amplio, propositivo).
Y desde esa reflexión personal inicial, acudimos a nuestro encuentro virtual colectivo, que contó con un momento de trabajo por grupos y un plenario que logró emocionarnos por la diversidad de los que allí estábamos, porque tomamos conciencia de nuestra fortaleza cuando establecemos redes y trabajamos con otros, por los relatos y experiencias desde realidades vulnerables y vulneradas de las que cada día aprendemos, por el empeño en visibilizar la realidad, toda realidad, y ofrecer respuestas desde nuestra propia identidad que superen el paternalismo, que pongan en el centro la generación de oportunidades para la igualdad, el respeto a los derechos humanos y el cuidado de la vida, así como la coherencia con el objetivo de nuestro ser de educadores como agentes de transformación social, que educamos educándonos. Quedó claro que queremos responder a los nuevos desafíos que nos plantea el mundo actual, implicándonos activamente. Es tiempo de actuar y de no hacerlo solos. Como decía San Enrique, “manos a la obra que el tiempo apremia y apremian las circunstancias.
Todos los compromisos que brotan de la Doctrina Social de la Iglesia «provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40)».Esto supone reconocer que «el amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor». Por esa razón, el amor no sólo se expresa en relaciones íntimas y cercanas, sino también en «las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas». (FT, 181)
Cerramos el encuentro agradeciendo a Dios y a todas las personas participantes la rica y valiosa experiencia, conscientes de haber iniciado un proceso que deseamos continuar.
