Los días pasan en el Capítulo general, y después de más de dos semanas, podemos reconocer cuánta vida hemos compartido y cómo, poco a poco, vamos definiendo el horizonte para los próximos ocho años. Desde la tarde del día 18, y hasta el 22, son días para discernir el próximo Gobierno general. Pero antes de comenzar una nueva página de la historia de la Compañía, es bueno y justo finalizar la que terminamos.
Por eso, GRACIAS a Asunción, Ángela, Pili, María Rosa, Luzia y Conchi. La opción capitular anterior se centró en la ÉTICA DEL CUIDADO y podemos decir con agradecimiento que, en vosotras, como Equipo, y como hermanas, hemos ido descubriendo y experimentando una parte de lo que significa.
GRACIAS hermanas por el servicio y la entrega, por buscar caminos y medios para estar cerca durante estos años, incluso durante la pandemia. Gracias por acompañarnos y acompañar la vida de la Compañía con los pies en la tierra, pero con la mirada puesta en Jesús. Por dejar que el Espíritu acompañara vuestras decisiones, nombramientos, búsquedas y diálogos. Gracias por haber llevado adelante decisiones difíciles y por haberlo hecho en equipo, apoyadas en la Palabra de Dios y en la luz de Santa Teresa y San Enrique de Ossó. Gracias por aquello que no salió tan bien, aunque a veces ni lo hayamos sabido, por esos “errores” que nos recuerdan que somos humanas, y que nuestro Dios actúa también a pesar de nosotras. Gracias por querer a la Compañía, “pequeña o tal cual es”, y porque ese “querer” pasa por acoger las distintas realidades que la forman, por querer a las hermanas en nuestra gran diversidad, por respetar los ritmos, hacer brillar la luz y permanecer cerca en la oscuridad.
Cada una de vuestras firmas queda escrita en la MEMORIA AGRADECIDA de este sexenio, y aunque no se puedan escribir en ella todos los nombre de las hermanas, estamos seguras de que rodeando los vuestros está el de cada una de nosotras, porque vamos, “en compañía”. Que María, compañera de camino, siga acompañando cada una de vuestras vidas.