Cuando el día 4 de septiembre se celebró la sesión de apertura del Capítulo general, de alguna forma Asunción “se despidió” de su servicio como Coordinadora general de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Después de 12 años, nos decía: “agradezco de todo corazón el gran bien que he recibido de todas vosotras, hermanas de la Compañía, en este servicio que me ha enseñado a confiar, a amar y esperar, a agradecer cada día el milagro de la vida que va surgiendo sin que sepamos bien cómo. Quiero seguir siendo para cada una, vuestra hermana, amiga y compañera”.
Y antes de elegir a la nueva Coordinadora general, también queremos decirle a Asunción, GRACIAS por ser hermana, amiga y compañera.
Gracias HERMANA. Sí, gracias por caminar con nosotras como hermana, por dejarnos experimentar que lo que nos une es el haber sido llamadas por Jesús y que es Él quien, en el camino de la vida, nos hermana. Gracias por ser hermana teresiana y honrar a nuestro padre Enrique de Ossó y a nuestra madre, Teresa de Jesús. Por ese sentido profundo de familia que nos ayuda a querer lo nuestro y a reconocerlo como un don para entregar a los demás gratuitamente.
Gracias AMIGA. Amistad con ese sabor que descubre en la humanidad de Jesús a amar a sus amigos. Un amigo fiel, una amiga fiel que se preocupa de lo que la otra persona puede necesitar, que intuye y es capaz de escuchar, una amiga que no oculta la verdad y que sabe que para ayudar a crecer es importante hacer creer a la persona en ella misma. Por esa mano, corazón, palabra, silencio, respeto de amiga, gracias.
Gracias COMPAÑERA. Compañera de caminos, de búsquedas, de proyectos e intentos, de lo pequeño, fácil y cotidiano, y de lo grande, difícil y costoso, de reorganizaciones. Compañera con sabor a Compañía. Compañera de risa fácil y alegría desbordante, pero también de emoción en las lágrimas ante el misterio de la otra persona y de la vida misma. Compañera aún cuando el camino no es evidente y caminamos a tientas.
Que de ahora en adelante sigas aprendiendo a “confiar, a amar y esperar, a agradecer cada día el milagro de la vida que va surgiendo sin que sepamos bien cómo”. Damos gracias a Dios ser instrumento suyo, por el milagro de la vida que en estos doce años has favorecido con nosotras. Asunción, gracias de tus hermanas, amigas y compañeras.,
